Si hay un destino en Chile que combina lujo, naturaleza y gastronomía de primer nivel, ese es Viña VIK. Concebida en 2004 por Alexander y Carrie Vik con el ambicioso objetivo de crear los mejores vinos del mundo. Ubicada en Millahue, en el corazón del Valle de Cachapoal, esta impresionante propiedad de 4300 hectáreas ha sido reconocida como el segundo mejor viñedo del mundo.
Mi visita, aunque breve, fue una inmersión total en su esencia: un recorrido privado por la viña, cata y un almuerzo inolvidable en su restaurante Pavilion. Durante mi visita, tuve la oportunidad de conocer a Cristian Vallejo, el enólogo detrás de los vinos de Viña Vik, realicé un tour por la viña, guiado por Felipe Eduardo Aranis Contreras, Gerente de Mercado Chile, quien me sumergió en el fascinante proceso de producción de sus galardonados vinos. El recorrido culminó con una cata en un salón privado, donde pude apreciar la complejidad y riqueza de estas etiquetas. Sin embargo, esta experiencia merece un artículo aparte para detallar cada descubrimiento. Hoy, el foco está en una de las joyas gastronómicas de la propiedad: el restaurante Pavilion.
Pavilion, el espacio gastronómico de VIK, es una oda a los productos locales, frescos y estacionales. La aventura culinaria comienza en un huerto orgánico y agroecológico propio, donde se cultivan diversos productos según la temporada. Estos ingredientes son cosechados y utilizados de inmediato en la elaboración de los platos, lo que garantiza sabores genuinos y de alta calidad. Esta práctica refleja un compromiso profundo con la tierra y un respeto por los ritmos naturales, permitiendo que cada menú sea una auténtica representación del entorno y la época del año. El chef Pablo Cáceres y su equipo se dedican a crear una experiencia inolvidable. Ser recibido por él en persona hizo que esta experiencia fuera aún más memorable. Aquí, la cocina se convierte en una experiencia sensorial en la que cada ingrediente cuenta una historia.
Mi almuerzo fue un menú degustación de seis tiempos, servido a ciegas, donde cada plato sorprendía y emocionaba, siempre acompañado por una selección de vinos de VIK, que son una historia en sí mismos.
El viaje gastronómico comenzó con una Caja de Snack que incluía una tartaleta de garbanzo rellena de jaiba de Pichilemu y caviar, polenta grillada con chutney de frutilla y huacatay, hojas de shiso tempurizadas con navajuela glaseada en betarraga y un tomate relleno con tartar de albacora. Para maridar, La Piu Belle Champagne 2009, un espumoso vibrante que preparó el paladar para lo que vendría.
El segundo paso fue un tartar de tomate seco, jamón de cordero, brotes y flores de la huerta con aguachile, maridado con La Piu Belle Rosé 2024, fresco y expresivo. Luego, una milhoja de berenjenas con espuma de papa trufada, perfectamente equilibrada con Milla Cala 2021.
El cuarto tiempo trajo albacora al Teriyaki, acompañada de salmorejo de tomate y durazno, nabo encurtido y finas tiras de zucchini pasado en aceite de limón. El maridaje, un Cabernet Nouveau 2024, joven y vibrante, realzó cada matiz del plato.
Para el quinto tiempo, el magret de pato con miel de Millahue, puré de betarraga y naranja, y pavé de betarraga y zanahoria fue una experiencia sublime. Se sirvió junto a VIK 2021, un vino insignia que refleja la excelencia de la bodega.
El broche de oro llegó con el postre: paleta de chocolate y frambuesa, crumble de harina tostada y flores de pensamiento, acompañado por PisNeau, un cierre dulce y perfecto para esta experiencia.
Los vinos de Viña Vik son un capítulo aparte. Con etiquetas premiadas y reconocidas a nivel mundial, la diversidad y complejidad de cada botella reflejan la dedicación y el conocimiento detrás de su producción. Aunque no profundizaré en la cata en este artículo, vale la pena destacar que uno de sus vinos ha recibido los codiciados 100 puntos Parker, un reconocimiento reservado solo para los más extraordinarios.
Mi visita a Viña Vik fue una experiencia inmersiva en un universo donde el vino, la gastronomía, el arte y la naturaleza conviven en perfecta armonía. Si existe un plan perfecto para los amantes de lo excepcional, este es sin duda uno de ellos: recorrer la viña, degustar sus vinos, almorzar en Pavilion y, por qué no, hospedarse en su espectacular hotel que quedará pendiente para otra oportunidad.
Quiero agradecer especialmente a Sebastián Jara -Chef de Karai- y Gerson Céspedes -Chef Ejecutivo- de W Santiago por su compañía en este almuerzo de lujo. A Maki, Myriam Parra de Viña Vik como a todo el equipo que nos recibió en la Viña para hacer este dia memorable.
📍 Ubicación: Viña Vik, Millahue, Chile
🍽 Restaurante: Pavilion
⏰ Horario: Martes a sábado, 12:30 a 16:00 horas
📩 Reservas: pavilion@vik.cl / store@vik.cl
🌐 Sitio web: www.vikwine.com
📸 Instagram: @vik_wine